El placer de la mesa

La comida es una necesidad, es el combustible sin el cual nuestro organismo no podría funcionar, y cosas como trabajar, estudiar, hacer deporte, etc, no podríamos llevarlas a cabo. Pero, al mismo tiempo, también nos hace disfrutar.

Aunque ya lo habreis experimentado, no está de más el recordar que la alimentación nos proporciona uno de los mayores placeres de la vida; puesto que a través de  los cinco sentidos nos llegan las percepciones de lo que comemos :

Vemos la asombrosa variedad de colores y formas de los alimentos...

 Escuchamos los distintos sonidos que producen al masticarlos...

 Olemos la infinita gama de aromas que desprenden...

 Palpamos la multitud de formas y texturas...

 Degustamos todo el registro de sabores...

Todo esto en su conjunto nos debe llevar a hacer del momento de la comida un acontecimento agradable.

Por supuesto, y como ocurre con todo en este mundo, no todas las personas tenemos los mismos gustos. Habrá quien, por poner algún ejemplo, prefiera cerrar los ojos para saborear una pastilla de chocolate negro; o quien se decante por sentarse tranquilamente en su butaca favorita para gozar de un café solo bien caliente , al tiempo que hojea una novela ; etc.

Pero esto que suena tan idílico, no siempre es posible, puesto que nuestro frenético ritmo de vida, al igual que las preocupaciones que nos invaden, pueden ser un impedimento que no nos permita pararnos y sentir el placer de la mesa.

Por muy complicado que nos resulte, hay que procurar en lo posible sacarle su gustillo a lo que degustamos en el plato, y es que, seguro que si lo pensamos bien, algún día habrá al que podamos robarle el tiempo necesario para saborear mejor lo que comemos ¿ no ?.

Porque comer es un placer... o , al menos , debería serlo...