domingo, 3 de abril de 2011

Deliciosas memorias

Es curioso como una comida en particular puede transportar nuestro pensamiento e incluso nuestros sentimientos hasta ciertos lugares y tiempos vividos.
Del mismo modo cuando visitamos determinadas ciudades, pueblos o paisajes ya conocidos, esto nos puede hacer pensar en manjares degustados en días pasados en esos mismos sitios.

Todos hemos experimentado alguna vez lo que estoy hablando.
Yo por ejemplo puedo contar como asocio las migas de pastor con cierto pueblo montañoso donde años atrás las disfrutaba al calor del hogar en una casa de las de antes, con su chimenea y todo. Y puedo dar fe de que aquellas eran unas migas espléndidas.

Otra cosa que me llama la atención es el modo en que se suele comparar el plato que se está saboreando en un momento dado con la mejor versión que cada uno recuerda de ese mismo plato. Quiero decir que todo el mundo guarda en su memoria la vez o las veces en que mejor le supo cada tipo de alimento probado, y al volver a catar un plato lo comparamos con la referencia para ver si supera al " idolo " o hay que seguir probando.

Y aquí llegamos a otro punto interesante: ¿ Qué es lo que hace a un plato convertirse en el modelo a seguir por las siguientes degustaciones del mismo producto ?.
La preguntita se las trae. No es nada fácil de contestar. Yo diría que el tema tiene parte objetiva y parte subjetiva. La objetiva sería la calidad en sí del alimento. Cuanto mejor sea la materia prima y la forma de cocinarlo, mejor será el sabor que percibamos.
Pero luego tenemos una parte subjetiva de gran influencia ya que según con quien estemos o el lugar y las circunstancias en que nos hallemos, nos sabrán mejor o peor los bocados que comamos.

Para terminar diré que dependa de lo que dependa, todos tenemos esos recuerdos de agradables comidas y debemos atesorarlos en nuestro pensamiento, puesto que conforman un capítulo importante de la biografía de cada uno.

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