El otro día me puse a pensar en lo que comían nuestros antepasados aquí, en la Península Ibérica.
Cuesta trabajo imaginar siquiera cómo debía ser aquello. Cosas que ahora son normales, entonces ni se conocían.
El café por ejemplo, que en la actualidad consumimos en grandes cantidades y en inmensa variedad, en otros tiempos ni había sido catado por estos lares.
Las patatas, que tantos estómagos han saciado, tampoco eran consumidas en estas tierras en la antigüedad.
Y así ocurre también con otra serie de alimentos.
Pues si, la alimentación fue muy distinta antes de que llegaran desde América todos esos productos.
En cambio , en nuestros días no se puede diseñar un menú prácticamente, en el que no se halle presente al menos uno de los alimentos originarios del continente americano.
Es muy interesante comprobar como se ha ido enriqueciendo la alimentación conforme ha habido intercambio entre culturas.
Cuando la gente vivía aislada , consumía lo de su propio trocito de tierra y poco más. Mientras que gracias a las cada vez mejores comunicaciones entre distintos pueblos, la alimentación se ha ido haciendo de lo más variada.
Y con eso, claro está, ganamos todos.
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