No tenía nombre. Nadie tenía nombre.
Hacía tiempo que todo el pueblo había perdido incluso la más mínima ilusión. No se molestaban ni si quiera en poner nombre a los nuevos desdichados que llegaban al mundo.
Se llamaban unos a otros por motes , por apodos.
En el caso de él , su " nombre " era Lonchito.
Le habían dado ese apelativo debido a que de pequeño poseía unas espaldas extraordinariamente anchas y era delgado a más no poder , pareciéndose terriblemente a las lonchas de queso rancio con que de vez en cuando se " enriquecía " el menú de los humanos.
Porque hacía incontables generaciones que la humanidad era sometida por aquellos feroces invasores. Y desde entonces sólo se comía pan duro en escasa cantidad , un poco de agua y , como ya he dicho , algo de queso medio pasado de vez en cuando.
Esa era la única comida que se permitía al género humano.
Aquí termina la primera entrega de los " Cuentos de Lonchito ".
¿ Qué os ha parecido ?.
Por favor , participad contestando la pregunta de la derecha.
En el siguiente capítulo continuaremos con la narración y se dará la solución a la pregunta.
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