domingo, 23 de enero de 2011

Obsesión por un cuerpo perfecto

Hace tiempo escuché a alguien hablar en la radio acerca de este tema. Y recuerdo que esa persona hizo un comentario que me gustó mucho. Dijo que únicamente deberían preocuparse por tener un cuerpo perfecto aquellos que viven de él: modelos, actores, actrices....mientras que el resto de los mortales no tendría que darle tanta importancia.

Es bien conocido que muchas personas se empeñan en una busqueda desesperada por alcanzar esa supuesta perfección corporal. Y si esa busqueda se lleva al límite, nos arriesgamos a sufrir graves, muy graves problemas de salud.

Cuerpos perfectos hay muy poquitos por el mundo. La mayoría del personal tiene cuerpos normales.
La obsesión por tener unas medidas excepcionales lleva en muchos casos a cometer verdaderas burradas:
ejercicio extremo y descontrolado, alimentación muy pero que muy escasa, vomitar a propósito......

Todo esto en gran parte creo que es culpa de la sociedad actual. Se nos inculca por todos lados una competitividad brutal. Se supone que hay que ser siempre el primero, el mejor en todo. Hay constantes ejemplos: " somos líderes de audiencia "; " ha recibido el premio al mejor jugador del mundo "; " Han obtenido el mayor beneficio", etc.
Y mi pregunta es......¿ Por qué ?.

Opino que no existe ninguna razón por la cual tengamos que ser siempre los mejores en todo. Bastante dura es la vida de por sí, como para encima machacarnos a nosotros mismos o a los demás por culpa de
una competitividad absurda.

¿ No os parece que sería mejor centrarse en intentar ser felices ?.

1 comentario:

  1. Estoy totalmente de acuerdo contigo. No por tener un cuerpo "10" vas a llegar más alto en esta vida, aunque indudablemente en esta sociedad en la que vivimos, es una ayuda. Pero repito,no por ser más guapo o más atlético, vas a ser más inteligente o más que los demás. Aunque suena a tópico, la verdadera belleza está en el interior de la persona y fijarnos en los pequeños detalles diarios de la gente que nos rodea y nos quiere, vale mucho más que tener al lado un figurín número uno. Disfrutemos y seamos felices, con los pequeños placeres que nos brinda la vida cada día, sin obsesionarnos con tener un cuerpo perfecto y poniendo muchas veces en peligro nuestra propia salud.

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