domingo, 27 de enero de 2013

Cuentos de Lonchito ( cap 3 )

Si, los romis comían un kilo de carne tras otro. Sin parar.
Con ello obtenían un gran aporte de proteínas , cosa fundamental para mantener su poderosa musculatura y fuerza.

Pero hablemos un poco de Lonchito.
Hasta ahora sólo habíamos hablado del origen de su apodo.
Centrémonos en el Lonchito ya adulto.

Trabajaba , como muchos otros , en la mina extrayendo los minerales que necesitaban los romis.
Dicho trabajo a Lonchito no le resultaba excesivamente duro puesto que poseía un gran poderío físico.
Si , cosa curiosa , a pesar de la limitada alimentación concedida por los invasores romis , nuestro protagonista era grande y de una constitución tremendamente fuerte.
Ya dijimos que tenía espaldas anchas desde su infancia , pero llegado a la edad adulta no seguía pareciendo una loncha de queso pues de delgado ya no le quedaba nada.

Todo el mundo se maravillaba de su físico , pues el resto de sus vecinos estaba muy debil.
Ahora que si esto le venía bien para el trabajo en la mina , no le venía tan bien de cara a la suspicacia de los vigilantes romis.
Éstos habían comentado varias veces con sus superiores acerca de este peculiar humano.

No se fiaban de él.

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